jueves, 2 de octubre de 2008

EL CRUCEIRO DE TALADRID

En el libro "A Terra e os Homes" (1928-1933) , el fotógrafo Walter Ebeling plasma en una foto la tradición que había en Galicia y en esta zona suroccidental de Asturias de colocar las cruces de los ataúdes en un punto determinado a la salida del pueblo, para que de esta forma los espíritus de los muertos protegiesen a los habitantes del lugar.



No sé si habrá otros puntos de Ibias o de Asturias en los que esta tradición todavía se conserve. En Taladrid, tenemos este sobrecogedor ejemplo de cruceiro centenario, escondido a los pies de una higuera en el camino que baja a la Iglesia.



Parece ser que el sacerdote se acercaba hasta este punto para recibir el ataúd portado a hombros por los familiares desde el pueblo del finado. Aquí se hacía una breve parada mientras se rezaba un Padrenuestro para continuar posteriormente hasta la iglesia, donde se celebraba el funeral. Antes de proceder a la sepultura, se separaba el crucifijo del ataúd y en el camino de regreso se depositaba en el cruceiro.




Cuenta el ya fallecido Ramón de Cangas en su artículo "Un día de fiesta y otro de dolor en Ibias" lo siguiente:



"De regreso al pueblo, la cruz que llevaba el difunto sobre el ataud, la colocan en el "cruceiro", pequeño nicho, que hecho de piedras, está emplazado junto al camino que va desde el pueblo del finado al que es cabeza de parroquia, en donde se van depositando todas las cruces que llevan los difuntos sobre sus ataúdes. Es costumbre santiguarse y rezar un Padre Nuestro siempre que se pasa por delante de dicho cruceiro. Allí podemos ver las cruces de varias generaciones: hijos, padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc., según la antigüedad del pueblo, todas juntas, sin orden; quizá el único orden existente es el de estar colocadas de abajo hacia arriba, según su antigüedad, y esto porque se van tirando unas sobre otras; a excepción de que algún familiar haya sacado la de uno de los suyos para verla o enseñarla y la deja sobre las demás por falta de precaución"




"Las hay de varios tamaños, talladas y simples, palos clavados, de madera y de metal, de pobres y de mejor situados, porque ricos no se dan en aquellas tierras de todos, y en fin de jóvenes y de ancianos; todos hermanados a una y cubiertos ahora bajo el mismo techo"





"Hay algunos pueblos en que el cruceiro es un viejo y corpulento castaño sobre el cual, buscando la parte más inclinada, y resguardada de las lluvias, van clavando las cruces con el mismo clavo que las sujetaba al ataud. Es curioso algunas veces, cuando se ve un grupo de gente del país, sobre todo si son ancianos, que empiecen a decir:


- Esta es la cruz que llevó mi padre, ésta mi madre, ésta mi abuelo, ésta mi mujer, ésta Antón de a Santa, ésta Antón de a Marcucha, ésta el Cardoso, aquella otra mi compadre del Fondo del Lugar, aquella Pedrito de San Clemente, etc.


Y así van enumerando gran cantidad de cruces, recuerdo de algo muy querido; pero que ahora ya no existe".

...¿No existe?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante realato. En ibias hat mas sitios donde se daba esta tradición. Entre la Lamela y Fresno hay un lugar en lo que era el antiguo camino de la Parroquia que le llaman A COSTA DAS CRUCES. Los féretros eran conducidos al cementerio por ese camino, y justo en el lugar antes mencionado se hacia una parada lugar donde se rezaba un padrenuestro y se depositaba un a cruz. A diferencia de Villaoril en este lugar no se conservan las cruces.

FELICIDADES POR ESTE DOCUMENTO, ME GUSTO MUCHO

Anónimo dijo...

María, muchas gracias por el relato, me pareció de lo más curioso, no sabía de esa costumbre, aunque en tierras cunqueiras, sí que hay un sitio a la salida del pueblo que se llama las cruces, pero no sabría decirte a que se debe. Yo recuerdo de pequeña que en la plaza del pueblo había un fresno con un tronco muy grande donde los niños nos entreteníamos clavando puntas, cada cual tenía su puntero y nos pasábamos alli tiempo poniendo clavos e incluso hierros que encontrábamos por el pueblo para ver quien hacía más grande su monton de clavos y puntas.
En el camino al Corralín, hay un sitio donde tenían costumbre de descansar a los muertos, el trayecto hasta el cementerio era largo y una gran cuesta que subir con la caja.

Anónimo dijo...

Hola Maria yo si sabia de esta tradición en Ibias y hay muchos mas, yo te puedo decir que en Busante hay otro en un lugar llamado el Baricelo y todabia existe.Yde otro en Tormaleo pero este sique ya no esta.Depaso te queiro felicitar por tu blog y tu interes por Ibias

María del Roxo dijo...

Pues habrá que ir a ver el de Bustelo y sacar alguna foto. Se me ocurre que se podrían señalizar de alguna forma y hacer un mapa con aquellos puntos donde todavía existan para que la gente pueda visitarlos y/o hacer revivir esta tradición.
En fin... hay tantas cosas por hacer. Gracias por vuestras aportaciones. Un saludo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado leer tu relato!!!! Se puede creer o no creer en la religión pero en esos seres queridos todos creemos y es cierto que cada vez que ves esas cruces notas ese respeto, ese recuerdo y ese momento de pausa y serenidad, que lo hace especial.
Me han gustado mucho las imágenes de las cocheras de Villaoril.

Soy Maragato!!!!

María del Roxo dijo...

Gracias por tu entusiasmo, Maragato.

En Taladrid precisamente hay una casa a la entrada del pueblo que se llama la Casa de Maragato... ¿no serás de la familia???