jueves, 26 de febrero de 2009

AMERICANOS, OS RECIBIMOS CON ALEGRÍA

¿Qué tienen en común un pueblo como Villar del Río en el año 53 y nuestro Villaoril del año 58? Fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando descubrí en la panera los rótulos de unos grandes bidones que llevaban allí toda la vida...

Para los que no caigan, les recomiendo que echen un vistazo aquí: "BIENVENIDO MISTER MARSHALL" . No he podido evitar hacerle un guiño a Berlanga para encabezar mi entrada de hoy.

Bolsa de papel para la harina de maiz

"enriquecida con hierro y riboflavina", ná menos.



Pues sí. Aunque no hayamos salido en la tele, las parroquias de Taladrid y Tormaleo tuvieron su "particular Plan Marshall" en el año 1958, cuando uno de los curas que vivía aquí por aquel entonces tuvo la idea de solicitar una ayuda a Caritas para las familias más pobres.


Los mayores todavía recuerdan el revuelo que causó entonces el mayor tráiler que hasta la fecha había llegado por la zona. Quedó atascado en las curvas del Furacón y costó Dios y ayuda sacarlo de allí. Afortunadamente, como era para una buena causa, El de Arriba debió de echar un cable y consiguieron que llegara a su destino: La Campa de Tormaleo. Desde allí se repartió la carga para las dos parroquias y lo correspondiente a la de Taladrid se bajó en carros y caballerías hasta Villaoril.


La panera de la Casa del Roxo se convirtió en el Almacén Logístico para repartir la ayuda entre los más necesitados.


Entre los alimentos que se repartieron, todos de procedencia norteamericana, figuraba la leche en polvo, la harina de maiz, el aceite de semilla de algodón y el queso fundido en barra (cosa nunca vista por estos lares).



También llegaron colchones de borra de algodón para sustituir a los viejos jergones de hoja de maíz, que se seguían utilizando entonces, mantas de Cáritas, y montones de ropa usada pero en buen estado.

Cuentan las malas lenguas que los modelitos americanos de los años 50 causaron furor entonces en todo el Concejo de Ibias. La gente utilizaba sus mejores galas cuando bajaba a San Antolín o en los días de fiesta y celebración. No era extraño, aseguran, ver a los hombres luciendo con orgullo su camisa hawaiana de seda y tocados con su boina de rigor... o a ellas embutidas en vestidos de muñeca con cintura de avispa y calzadas con sus madreñas...

En cualquier caso, y aunque a algunos no les guste revolver el pasado, me ha parecido una historia bonita para compartir. Los bidones de la leche en polvo llevan años acumulando polvo, cobijando únicamente todas las bolsas de papel para la harina de maiz que sobraron. Mientras haya alguien de la familia que le guste recordar el pasado, allí seguirán, ocupando espacio y memoria... por los siglos de los siglos.

11 comentarios:

Alto Sil dijo...

Ja, ja, ja. Buenísimo el penúltimo párrafo. ¿No tendrás fotos de alguien de la época ataviado con esas trazas?

El Bao dijo...

Esta historia está muy bien, es como de película, pero recreada en nuestra tierra, es como más cercana. Nunca había escuchado lo que relatas aqui, pero me ha gustado saberlo.

Anónimo dijo...

Por mi parte y eso que presumo de saber muchas cosas de la parroquia, es la primera vez que lo oigo.Me gustaria que ampliaras el tema ,me parece muy interesante.
ENHORABUENA SHERLOK HOLMES¡

Un saludo

Anónimo dijo...

¡Esas bolsas las vi yo en la panera! Aluciné...lo que no hay en esa casa no lo hay en ninguna.

El Bandido de Tormaleo dijo...

Pues mira tú, la cantidad de roscas que se habrán hecho con todas esas bolsas de harina y con esos contenedores.

Ya tengo yo ganas de volver a probar una de esas roscas... El problema de ahora es que estamos "refalfiaos". Seguro que en aquella época, con la pobreza que reinaba, todo lo que se hacía tenía que quedar bien. Si no, qué iba a ser eso de "desperdiciar" semejante cantidad de harina (en este caso), entre otros productos... Seguro que hoy en día si haces algo y no queda medianamente bien va para los gochos.

Con este relato, parece estar leyéndolo e imginándome a Pepe Isbert y a Manolo Morán...

La Marquesa dijo...

Y lo bien que lo pasó la Marquesa, en su más tierna juventud, llenando las bolsas y volviéndolas a vaciar como si de un comercio se tratara.
Habrá mucho Eurodisney ahora, pero lo que da la Casa del Roxo para jugar a un niño es increible.
María: guarda las bolsas bien que nunca se sabe cuándo se tendrán que volver a usar.

victor rodriguez dijo...

Es bueno recordar pasajes a los que muchos no vivimos por que no habíamos nacido. Por lo que cuentan nuestros mayores debieron de ser tiempos duros, esperemos no volver nunca a ellos

Anónimo dijo...

María,sigue revolviendo el pasado,por favor. Preciosa historia.
Se me pusieron los pelos de punta pensando en un camión por el furacón en el 58, el camionero debió de vivir su momento de gloria al volante...

María del Roxo dijo...

Gracias por vuestras aportaciones. Un día rebuscaré en los arcones de la panera a ver si localizo alguna camisa tipo "Corrupción en Miami". Será la prueba definitiva de que no todo fue fruto de mi calenturienta imaginación.

MARIA I. dijo...

Increíble lo que hay en esa panera ajajá cuando leo una cosa ya estoy pensando el la siguiente sorpresa, genial sigue mostrándonos tantos recuerdos ….saludos

Unknown dijo...

Ay, María, ten cuidao fía, que cualquier día aparecen en la panerona les bolses de basura del Julián Muñoz atacaes de perres y llénasete eso de periodistas del corazón... ;)