Si para los dolores de muelas se acudía al Tío Paulino, la estrella de los "oftalmólogos" populares era la Tía Antoña del Rucho. Tenía soluciones para todo tipo de infecciones y males oculares.
Cuentan que cuando a alguien le salía un orzuelo, la Tía Antoña cogía unas pajas ahumadas de su propio techo y colocándolas en forma de cono les prendía fuego. El afectado debía colocarse encima de la pequeña fogata, de tal forma que el humo le fuera directamente al ojo, mientras ella recitaba repetidamente la siguiente letanía: "Fuxe, fuxe arzolín, arzolín, que che queima a casa y el molín" hasta que según cuentan "el orzuelo iba a apagar el fuego y se marchaba"...
Las infecciones importantes que se resistían a los baños con agua hervida con flor de saúco, los curaba con "nieblo", una planta que crecía en el monte, encima del pueblo de Llanelo. Abría bien el ojo del paciente y le echaba dentro unos granos de dicha planta antes de que se fuera a dormir. Parece ser que por la mañana los granos habían limpiado el ojo y las impurezas que pudiera tener aparecían en los lacrimales en forma de legaña.
Su especialidad, sin embargo, eran los "argueiros" (o pequeñas partículas) que se metían en los ojos, que extraía con inaudita facilidad con la misma punta de su lengua...
Corre, argueiru,
corre, argueiru,
como el agua
en el regueiru
que vien Santa Lucía;
ella me lo sacaría
con súa man lavadía
Complementando las actividades de la Tía Antoña del Rucho, estaba José da Rigueira, especialista en "sacar el golpe". Cuando una persona recibía un golpe en un ojo y este se hinchaba y se llenaba de sangre, lo curaba haciendo succión con la boca sobre las venas del brazo contrario. Chupando por encima de la piel se hacía salir y circular la sangre mala que estaba atrapada en el ojo.
10 comentarios:
Lo de la Tía Antoña, pasa.
Pero lo de José da Rigueira, da una cosa...
En fin, ya se sabe que en aquel Villaoril de entonces había que aplicar lo de "A grandes males, grandes remedios..."
Traslándonos a los tiempos actuales, estariamos hablando de los curanderos y, en menor medida, de los médicos naturistas.
Lo positivo de aquellos "especialistas" que se dedicaban a quitar orzuelos, argueiros o "sacagolpes", con respecto a los actuales, es que no ponían en riesgo la vida de las personas
Yo conozco una persona que hace lo mismo que Jose da Rigueira, vive en Torga y se llama Severino , tiene 86 años .A mi hermano se lo hizo por unas dos veces.Puedo decir que da resultado,aunque la forma no sea la mas adecuada.
Tambien conozco el dicho del arzolín,lo decian mientras le colocaban en el ojo una llave al individuo.
Por propia esperiencia os puedo contar mi caso, fui al medico y me receto una pomada para el arzolin,termine la pomada y el arzolin seguia igual.Me lo vio mi abuela y me recomendo que pusiera gasas impregnadas de manzanilla por la noche antes de acostarme y en tres dias maduro y desaparecio.
YO no digo con esto que lo curaran todo pero que tenian muchos remedios que eran efctivos.
Un saludo
Juasus, nena. Recuerdo como se curaban los arzuelos, nosotros hacíamos 3 casitas con pajas, la casa, el hórreo y el molino, se prendían las tres y muy rápido se recitaba el dicho. "Corri corri arzulín, qui ti queima a casa il horru yal mulín", así varias veces hasta que se apagaba el fuego de las tres casitas, y la verdad no me acuerdo si se hacía algo más.
María es una enciclopedia en recordarnos todas esas costumbres que muchos tenemos casi olvidadas.
Pues habrá que ir a hacerle una visita a Severino a ver si le sonsacamos información secreta sobre la técnica y me puedo ganar la vida de Curandera. Ya veo los titulares: "La Bruxa del Roxo"...
Maria a ver si tu tienes mas poder de persuasión,jajja a nosotros no nos quiere desvelar el secreto .
¡Mira si lo consigues y llegas a ser tan famosa como la bruxa de los Mazos¡.¿oiste hablar de ella?
Un saludo
Ni idea...pero suena interesante la historia. Pásate algún fin de semana por Villaoril y nos la cuentas en persona.
Habrá que ir a ver a Severino...
A lo mejor no sabéis que el Tío Paulino, estaba casado en su 2º matrimonio con la Tía Maximina de la Casa del Rucho. No estoy seguro si era hija de la Tía Antonia.
En todo caso, ya había, en aquellos años, un monopolio familiar en los primeros auxilios de los vecinos de Villaoril.
Saludos a todos.
Trasgo, eres la memoria viviente de Ibias. Conoces mil historias al dedillo. Te deberíamos hacer un monumento.
Ojalá yo llegue a tu edad con la mínima parte de tu memoria.
Un saludo.
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