Siento haberos mantenido en vilo durante unos días. Retornamos a Villarmeirín, 16 de enero de 1934, día en el que la noticia se derrumba. Mientras "El Noroeste" se resiste a reconocerlo, "La Prensa" se relame del patazo de su colega con ese antetítulo y ese titular demoledores: "Pura fantasía, ni comunismo libertario ni nada parecido". La descripción de la odisea vivida por las fuerzas de seguridad no tiene desperdicio. El Lejano Oeste era entonces mucho más Lejano que ahora...
LA PRENSA
16 de enero de 1934
(De nuestro corresponsal en Cangas del Narcea)
No ocurrió nada en Ibias
Habiendo regresado de San Antolín de Ibias la fuerza destacada con motivo de los rumores que daban a entender que en aquel concejo se había proclamado el comunismo libertario por individuos de la zona del Sabero, nos hemos procurado amplia información sobre los trabajos realizados desde el primer día por aquella, y de los cuales resulta que todo aquello de la proclamación del comunismo libertario no pasó de ser una fantasía pura.
Por órdenes superiores recibidas se habían concentrado en esta localidad cincuenta números de la Guardia civil de la compañía de Luarca, mandada por el capitán don Pablo González Anguiano, presentándose dicha noche un oficial de asalto con veinte números, así como tres agentes de policía de la brigada de Oviedo.
Con todas estas fuerzas el señor González Anguiano ordenó a las siete de la mañana siguiente la salida para Rengos, donde se llegó al poco tiempo, para desde allí dividirse la fuerza en dos grupos yendo en vanguardia clases y guardias civiles conocedores de aquellos terrenos. Como estos son de dificilísimo acceso la marcha tenía que hacerse por intervalos de 15 minutos hasta llegar al alto del Puerto del Rañadoiro, siendo el camino intransitable y penosísimo, muy estrecho y lleno de piedras, teniendo las fuerzas que atravesar arroyos con el agua hasta media pierna. La tercera parte del trayecto se encontró cubierta de nieve y hubo que hacer exploraciones para ver el camino hasta el alto, aumentando las penalidades del servicio porque empezó a llover torrencialmente con fuerte granizo, sufriendo diferentes caídas el capitán y varios guardias a los que llegaba la nieve hasta la cintura.
Desde el alto de dicho puerto se dirigió la fuerza al pueblo de Vidiella (La Viliella), donde se dispuso un descanso, pero como aquella no se pudo alojar a pesar de las gestiones realizadas por el capitán, dispuso este que se continuara en dos grupos hasta Cistierna (Sisterna), jornada de dos horas por peligrosos caminos con el riesgo de ser fácil resbalar hacia la barrancada.
Se adelantó a la columna el capitán y dispuso el alojamiento, repartiéndose los guardias entre los pueblos de Cistierna y Bao, teniendo que dormir en las cocinas de las casas y en donde mejor se pudo. Al día siguiente tuvo que entrar la fuerza en Villarmeirín, de cuyo pueblo se decía haber sido tomado por los revoltosos.
Dado el cansancio de la fuerza pública se ordenó que a las siete de la mañana veinte guardias civiles de los más jóvenes y las fuerzas de asalto con el capitán señor González Anguiano y teniente señor Maderuelo, salieran para Villarmeirín por muchos caminos, pero con buen tiempo, y al darse vista al pueblo tres guardias y un cabo con el capitán hicieron la descubierta, siguiendo a 200 metros el teniente con el resto de la fuerza de la Guardia civil y a 300 m la de Asalto.
Nada más entrar en el pueblo, se dirigió el capitán hacia la escuela, comprobando que allí no había ningún individuo y que la tranquilidad era completa, en vista de lo cual y previo un descanso de media hora se dispuso el regreso de la fuerza a Cistierna y desde allí para Vidiella a las ocho de la mañana de anteayer domingo, siguiendo al puerto de Rañadoiro, lo que se hizo con menos dificultades que la vez anterior. Previo un descanso en Rengos se siguió a Cangas, donde se llegó a las dos de la tarde, reuniéndose allí todas las fuerzas de Guardia civil, Asalto y Policía. Después de un descanso hasta las cinco de la tarde, las fuerzas de Asalto salieron inmediatamente para Oviedo.
Lo ocurrido en Ibias
Como consecuencia de las gestiones realizadas por las fuerzas enviadas a Ibias se pudo saber que lo que ocurrió allí fue lo siguiente:
El día 12 del pasado mes de diciembre llegaron a Villarmeirín cuatro desconocidos, uno de ellos llamado Higinio, pidiendo alojamiento en el domicilio de Antonio Rodríguez, conocido por “el Capellán”, el cual pudo deducir por las conversaciones de los desconocidos, que estos eran los que habían intervenido en los sucesos de Sabero.
Los mencionados individuos solicitaron trabajo para poder comer y en casa de “el Capellán” comieron varios días, abonándole el importe de las comidas. También se averiguó ser incierto que llevaran armas largas, así como que se alojaran en la escuela del pueblo, e igualmente se pudo saber que los desconocidos, al saber que la Guardia civil les perseguía, se marcharon en dirección a León.
Según los vecinos, el llamado Higinio marchó solo por el puerto de Valdeprado, donde encontró la muerte a consecuencia del intenso frío, y los otros tres más otros cinco que se les unieron en el puerto de Cienfuegos salieron hacia Sabero, siendo también rumor público que quedaron más tarde enterrados bajo la nieve en dicho puerto, algunos de ellos.
También en otros pueblos estuvieron otros mineros del Sabero y según noticias que se pudieron recoger, la inmensa mayoría de ellos se reintegraron más tarde al trabajo por no haber tomado parte en los sucesos de la cuenca citada.
Parece ser que en Centenales vive la hermana de uno de los fugitivos que se decía era el que portaba el fusil de uno de los guardias, y también se asegura que en casa de dicha mujer se encuentra el machete de otro guardia.
Respecto a los que se alojaron en el domicilio del vecino de Villarmeirín, Antonio Rodríguez también se ha sabido que al estar allí vieron un jamón colgado del techo, no comiéndolo por carecer de dinero, según dijeron ellos mismos, para pagarlo.
Esto es todo cuanto ocurrió en el concejo de Ibias, y como puede verse por esta información y por lo que aseguran los vecinos, ninguno de los fugitivos cometió desmán alguno en los pueblos por dode pasaron o se detuvieron.
Para seguir las pesquisas
Para seguir las gestiones encaminadas a la detención de los fugitivos quedaron concentrados en Cangas 20 números de la Benemérita, los cuales serán distribuídos entre San Antolín de Ibias, Cistierna y Degaña. En Cangas quedarán solamente cinco, al mando del teniente, para las eventualidades que hagan falta.
Informes del Gobernador
El Gobernador nos habló ayer, con referencia a lo de Ibias, que el domingo habían regresado los agentes de Policía y fuerzas de Asalto desplazadas a San Antolín de Ibias, informándoles de todo lo ocurrido, que como se verá, no ha sido nada de lo que se había dicho.
Estas fuerzas, comenzó diciéndonos, no les fue posible realizar antes la misión que se les había encomendado debido a que desde el pueblo de Rengos, límite de la carretera, hasta el de San Antolín, todo ese trayecto que separa un pueblo de otro, hubieron de atravesarlo en medio de un furioso temporal de nieves y ventisca, sufriendo mil torturas, pues el vendaval los tiraba de los caballos sobre los cuales iban montados.
Lo averiguado por dichas fuerzas llegadas al pueblo, se enteraron de que allí habían estado, efectivamente, unos 25 desconocidos, todos los cuales pagaron religiosamente el hospedaje y se quedaron sin una perra, sin cometer acto alguno de sedición ni de libertinaje. Antes que entregarse a las fuerzas prefirieron internarse en el monte aún a riesgo de perecer a consecuencia del frío y del hambre.
También habían averiguado los agentes haber fallecido uno de estos desgraciados en pleno monte, siendo creencia general de todo el vecindario de que igual triste suerte les ocurriera a siete u a ocho que habían tomado la ruta de las montañas de León. En suma, que ni asalto a la escuela había habido, ni desórdenes de ningún género, y que de lo único que habían dado prueba los huídos de Cacabelos, eran de ser unos desgraciados.
Visto el informe, agregó el Gobernador, dispuse inmediatamente el regreso de las fuerzas a Grandas de Salime desplazadas, y para tranquilidad de aquel vecindario que teme lo que pudieran hacer cinco o seis que se cree merodean por aquella comarca, he dispuesto de la Guardia civil, uno en Cistierna, otro en San Antolín de Ibias, y otro en Cangas del Narcea.
Y esto es todo, terminó diciendo, cuanto oficialmente se me comunica de toda esta historia y novela creada por una imaginación volcánica, a base de de esos infelices internados en esta provincia, y que posiblemente a estas horas hayan rendido tributo a la muerte de la manera más trágica que podía esperarse.
Parece ser que en Centenales vive la hermana de uno de los fugitivos que se decía era el que portaba el fusil de uno de los guardias, y también se asegura que en casa de dicha mujer se encuentra el machete de otro guardia.
Respecto a los que se alojaron en el domicilio del vecino de Villarmeirín, Antonio Rodríguez también se ha sabido que al estar allí vieron un jamón colgado del techo, no comiéndolo por carecer de dinero, según dijeron ellos mismos, para pagarlo.
Esto es todo cuanto ocurrió en el concejo de Ibias, y como puede verse por esta información y por lo que aseguran los vecinos, ninguno de los fugitivos cometió desmán alguno en los pueblos por dode pasaron o se detuvieron.
Para seguir las pesquisas
Para seguir las gestiones encaminadas a la detención de los fugitivos quedaron concentrados en Cangas 20 números de la Benemérita, los cuales serán distribuídos entre San Antolín de Ibias, Cistierna y Degaña. En Cangas quedarán solamente cinco, al mando del teniente, para las eventualidades que hagan falta.
Informes del Gobernador
El Gobernador nos habló ayer, con referencia a lo de Ibias, que el domingo habían regresado los agentes de Policía y fuerzas de Asalto desplazadas a San Antolín de Ibias, informándoles de todo lo ocurrido, que como se verá, no ha sido nada de lo que se había dicho.
Estas fuerzas, comenzó diciéndonos, no les fue posible realizar antes la misión que se les había encomendado debido a que desde el pueblo de Rengos, límite de la carretera, hasta el de San Antolín, todo ese trayecto que separa un pueblo de otro, hubieron de atravesarlo en medio de un furioso temporal de nieves y ventisca, sufriendo mil torturas, pues el vendaval los tiraba de los caballos sobre los cuales iban montados.
Lo averiguado por dichas fuerzas llegadas al pueblo, se enteraron de que allí habían estado, efectivamente, unos 25 desconocidos, todos los cuales pagaron religiosamente el hospedaje y se quedaron sin una perra, sin cometer acto alguno de sedición ni de libertinaje. Antes que entregarse a las fuerzas prefirieron internarse en el monte aún a riesgo de perecer a consecuencia del frío y del hambre.
También habían averiguado los agentes haber fallecido uno de estos desgraciados en pleno monte, siendo creencia general de todo el vecindario de que igual triste suerte les ocurriera a siete u a ocho que habían tomado la ruta de las montañas de León. En suma, que ni asalto a la escuela había habido, ni desórdenes de ningún género, y que de lo único que habían dado prueba los huídos de Cacabelos, eran de ser unos desgraciados.
Visto el informe, agregó el Gobernador, dispuse inmediatamente el regreso de las fuerzas a Grandas de Salime desplazadas, y para tranquilidad de aquel vecindario que teme lo que pudieran hacer cinco o seis que se cree merodean por aquella comarca, he dispuesto de la Guardia civil, uno en Cistierna, otro en San Antolín de Ibias, y otro en Cangas del Narcea.
Y esto es todo, terminó diciendo, cuanto oficialmente se me comunica de toda esta historia y novela creada por una imaginación volcánica, a base de de esos infelices internados en esta provincia, y que posiblemente a estas horas hayan rendido tributo a la muerte de la manera más trágica que podía esperarse.
(*) De nuevo, gracias a Tano Ramos por su labor de investigación y por haber compartido con los lectores de El Lejano Oeste sus descubrimientos. Un saludo.
6 comentarios:
Truculento relato, con el frío lenguaje de los informes. Como bien dices el lejano oeste parecía más lejano aún (cualquiera que lea el relato pensará que era zona salvaje...)
Los medios de comunicación de masas, siempre tan precisos y fidedignos... Hoy en día también nos llegan noticias de lugares remotos. A saber cuánto de lo que cuentan es cierto.
Por lo mal que lo pasaron las fuerzas de orden público, si de verdad hubieran encontrado resistencia podían haber acabado con ellos. ¡Casi lo hacen los elementos!
El periodista, era muy peliculero,
y por otra parte, creo que había mucho "chivato"
Las fuerzas de orden publico lo pasaron mal,pero peor lo pasaron los que murieron de frio por escapar de ellas(si es verdad que murieron).Indirectamente el periodista peliculero,ademas de algun "chivato" como apunta Gonzalo serian los responsables de estos muertos,que por lo demas lo unico que hacian era escapar de las represalias,y pagando hasta la ultima peseta de lo que comian.
Al periodista era al que tenian que detener,por impresentable.
Triste historia la verdad,como siempre paga el mas debil.Me imagino lo que seria pasar Valdeprao o Cienfuegos en el mes de Enero.
Que pena que en la época no hubiese los medios de hoy, para poder dejar con el culo al aire a tanto h.p.
Me gusta, es ameno.
Publicar un comentario