miércoles, 13 de enero de 2010

LOS "INGALIUS"


"Cuando un niño está encanijado dicen que tiene los ingalius y para curarle se reúne la familia y le atan las piernas con un hilo de lana hilada en casa. Y acto seguido, una persona lo lleva a la encrucijada de dos caminos por los cuales haya pasado o pueda pasar el viático.
Y allí se sienta con el niño entre sus brazos y a la primera persona que pasa le entrega unas tijeras y le dice:


- Hombre que vienes con fortuna/corta los ingalius a esta criatura.

Y el hombre – o mujer – corta el hilo que ata las piernas del niño y con esto queda cortada la enfermedad.

Para que la operación surta efecto, ha de hacerse en silencio, y las personas que intervienen en ella tienen que separarse sin despedirse".

(*) Esta curiosa creencia fue recogida el 12 de noviembre del año 1921 por D. Aurelio del Llano en San Antolín de Ibias.

6 comentarios:

La Marquesa dijo...

Sorprendente entrada.
Nunca había oído hablar del tema.
Será que en la nobleza no se nos encanijan los infantes porque comen bien.

El Bandido de Tormaleo dijo...

Aurelio López del Llano? No es Aurelio del Llano y Roza de Ampudia, escritor y etnógrafo, el mismo que recoge el cantar del aguinaldo en Reyes y mencionas?
Coincidieron en la misma época dos sujetos con el mismo nombre y compartiendo apellido?

María del Roxo dijo...

Touchée, Bandido. ¿En qué estaría yo pensando? Subsanado el error. Gracias por estar ojo avizor.

Gonzalo de Suárez dijo...

Había oido hablar de ese maleficio o encantamiento, pero yo creo que dicho encanijamiento, en aquella época, se debía más al exceso de trabajo y la escasec de comida que a ninguna otra cosa.
Tiene razón la Sra. Marquesa, los hijos de los nobles carecían de aquel maleficio.

Milio'i Sebastián dijo...

Acaso las gentes de Ibias (de)pendéis más de un hilo...

Anónimo dijo...

A pesar de haber oído los más variopintos métodos de sanación en nuestro concejo, en la vida escuché nada sobre tales ingalius. Por cierto que sería interesante conocer algo sobre la etimología del palabrejo en cuestión.

Querida Condesa, me siento feliz de leer sus melodiosas "líneas" nuevamente...