Es tan triste esta canción que ayer despertó revuelo, polémica y desazón.
Es tan triste esta canción que hoy quiero contaros el capítulo más bonito, el único que se debería haber escrito...
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Érase una vez, en un reino lejano llamado Ibias, un idílico lugar que todos conocían como La Campa. Eran tiempos en los cuales los carteles en la carretera no resultaban necesarios para identificar el lugar; en los que tampoco nadie especificaba “de Tormaleo”, porque aunque hay otras campas en Ibias, ninguna igualaba en belleza a la nuestra; en los que la denominación “área recreativa” era algo sumamente extraño e innecesario porque ¿qué era la Campa entonces sino una zona de recreo?
No había bancos de pino entonces, ni mesas tratadas contra insectos y bichitos molestos. La gente se sentaba tan a gusto sobre su chaqueta extendida en la hierba, que entonces crecía lozana y poblada de manzanilla. Era una época en la que no estaba prohibido cogerla, en la que los niños crecíamos aprendiendo a diferenciarla del “maligno” manzanillón, que era más grande y mucho más amargo tomado en infusión, y que aviesamente se entremezclaba entre sus primas pequeñas para confundir al incauto.
Riosa tenía la costumbre de pasar por la Campa una vez a la semana sobre las cinco de la tarde con aquella furgoneta que era un verdadero supermercado rodante. La promesa de los Dalkys de chocolate evitaba que protestáramos demasiado cuando a las tres de la tarde, en pleno bochorno veraniego, había que salir de casa para recorrer la entonces inacabable pista sin asfaltar para llegar a hacer la compra.
El camino era tan mágico como el destino: primero cogíamos amorodos (fresas silvestres) antes de la Redonda; luego cruzábamos el rigueiro de Fetoira (lugar maldito porque alguna vez habían encontrado perros muertos por el veneno destinado a alguna alimaña); pasábamos con miedo bajo las Peñas del Gato (donde los moros habían escondido uno de sus valiosos tesoros); sorteábamos el Salto del Cura (lugar en el que parece ser que hace años se despeñó un clérigo); y antes de llegar a la fuente que precedía a la Campa, rebuscábamos entre la tierra de las cunetas para encontrar algún fósil nuevo para la colección.
La Campa era tan bella como fría. Pocos días al año se podía uno sentar tranquilamente sin sufrir el azote del viento, pero estábamos acostumbrados. Jugábamos con nuestros barcos improvisados en un canal de riego cercano y nos mojábamos y salpicábamos con el agua del pilón: un orgullo familiar porque llevaba impresa la huella de nuestro abuelo que ayudó en su construcción. Lo llamábamos Nuestro Pilón y nos creíamos en el derecho de taponar con terrones la entrada o salida del agua según nuestro mejor gusto y parecer.
A veces subíamos desde La Campa hasta el repetidor de televisión en lo alto de la sierra del Pandelo. Había un camino entonces entre el brezo y las xestas sin una sola sombra que se apiadara del caminante y en el que las culebras y las lagartijas que tomaban el sol se apartaban rápidamente a nuestro paso. Otras veces tomábamos la pista que va a Cienfuegos y desde la primera curva observábamos con orgullo nuestro Reino: un reino lejano y perdido ya irremediablemente. Un reino que, un maldito día, nos arrebató para siempre el Señor Oscuro y sus secuaces, convirtiéndolo en negrura, en vacío y en desolación. Un reino que se transformó en un melancólico y eterno lamento, en una canción triste: La canción triste de La Campa.
15 comentarios:
Me gusta más La Campa que describes hoy que la de ayer. No todo mejora con el tiempo, hay cosas que da pena recordar lo que fueron un día no muy lejano.
La Campa que describes no tenía precio, ese lugar fue mal vendido por necios usurpadores.
Ni fuerzas para escribir.
Viendo las fotos y leyendo tus líneas, se me han saltado las lágrimas.
¿Se me permite? ¡¡¡VAYA MIERDA DE CAMPA QUE NOS HAN DEJADO!!!!
Maria yo recuerdo eso que tu cuentas , tan metido en mi mente que no quiero ver lo que hay hoy , mi recuerdo quiero que sea siempre ese, yo iba con mi madre caminando desde sisterna a la campa, como me gustaba refrescarme en ese pilon de agua fresca despues de la caminata, ponerme al sol y comer le bocata ufffff recuerdos que quiero que permanezcan intactos porque mis hijos no podran tenerlos.
Un saludo
me encanta tu relato
Madre mia maría, ante todo que fotos tan bonitas. Yo tambien recuerdo cada vez que paso por la campa (que no son pocas) aquella explanada llana con hierba verde. Y la cantidad de fotos que allí nos hicimos de pequeñas. La fiesta de la campa por el mes de agosto,que era el acontecimiento más grande del año.
En fín algo que creo que nunca volverá a ver de color verde si no del color del carbón.
Por lo menos me tu entrada me ha devuelto bonitos recuerdos por un momento. gracias
Ya casi ni me acordaba como era,de tanto verla hecha un asco,
valia mas no verla,la rabia y la impotencia aun son mayores.Esa enana que corre por ahí,¿no sera la Seña Marquesa,por un casual?,con la cara de buena que tenia de pequeña,(si es ella claro)y lo retorcida que se volvio de mayor.
Un magnífico relato de lo que era La Campa antes de que las máquinas destrozaran esa campera. ¡Que pena y que diferencia del ayer al hoy!. Pero como en esta vida hay que ser positivo, o al menos tratar de serlo, confiemos en que el mañana para este emblemático lugar sea positivo y la naturaliza vuelva a ocupar el lugar que le corresponde.
Varias veces, me he mostrado en contra de estas catástrofes ecológicas, de las que en Ibias sabemos tanto.
Don Vito, sale con frecuencia en estas páginas y siempre es motivo de ataques virulentos y encendidas discusiones, como ha pasado ayer, por el estropicio de idílicos lugares.
Dicho esto, quisiera hacer unas puntualizaciones para que cada cual asuma sus culpas:
Don Vito, procede de una familia más bien humilde de Villasimpliz, en plena cuenca minera de Ciñera y Santa lucia. Estudió Minas en Oviedo y dió sus primeros pasos como empresario en una pequeña mina o chamizo de Arbás del Puerto. Dicen de él que es un gran trabajador. Se ha rodeado de un pequeño equipo de buenos técnicos y asesores, colegas de juventud, con quienes no es difícil verle por la zona de vinos de León. Conociendo bien su oficio y la mentalidad de muchos socios capitalistas que siempre han estado listos para recoger y lentos para invertir, se hizo con muchas de las empresas que todos conocéis. Las Administraciones Provinciales, vieron en él, la oportunidad para colocar empresas públicas o semipúblicas, en condiciones nunca claras y con promesas,nunca escritas, que sólo ellos conocen.
Hay en Asturias un gran empresario, así reconocido por el pueblo y las autoridades, que en una ocasión me dijo: yo nunca estuve en la mafia, pero si muy cerca de ella, para triunfar en los negocios, que son para ganar dinero y no "oeneges". Quise interpretar que se refería a resquicios que tienen siempre las leyes.
Con todas esta mimbres bien manejadas, 4 millones de toneladas de producción, 5.000
obreros, algún que otro coto de caza distribuido por los latifundios nacionales para goce de politiquillos,Don Vito hace milagros.
Por lo tanto, quién puede exigirle que se cumplan todos los requisitos que Medio Ambiente, pone en sus concesiones.
¿ Hasta qué nivel llegan las multas del Seprona por sus balsas y escombreras?
¿ Qué Consistorio no mira para otra parte cuando hay miembros del mismo que deben a Don Vito la colocación de un hijo, hermano o primo? Estos favores se pagan siempre. Seguro que no hacen falta 4x4.
Finalmente, el cuarto peldaño: los vecinos de los pueblos, cuya forma de pensar, Don Vito conoce bien. Sólo quieren dinero y les importa un bledo la Ecología. De esto saben mucho en la parroquia de Tormaleo y otras por donde circulan los Dumper de Don Vito
Por lo tanto culpas al 25%. Quizá algunos de los que levantamos la voz ahora, seamos hijos, tíos, hermanos o nietos de los culpables.
Un cordial saludo y disculpar el sermón.
Vaya "blues" que se ha marcado usted volviendo la vista atrás, a un camino que desgraciadamente (codicia mediante) nunca volverá a recorrer como entonces... (aplausos, aplausos, aplausos. Telón.
Joer(si se me permite la expresion)Trasgo como se nota que tiene muchas primaveras,menuda informacion,claro que es muy trabajador y lo que es mas importante,muy inteligente.Pero eso no le exime de toda culpa,por que si aplicamos el todo vale para medrar,entonces ganara siempre el que tenga menos escrupulos.
Claro que le deben fabores,y quien no debe alguno.Lo de la gente de los pueblos,en los que me incluyo,estoy totalmente de acuerdo,nada mas que olemos dinero corremos como locos.
Que sabio es el Trasgo nadie hizo un analisis más certero y con un conocimiento exacto de lo que es el empresario Victorino Alonso.Su exito y que es lo que le rodea. salud muchos años más.
No puedo olvidar Aquella tarde de verano que pasaba por la campa y pare mi coche un momento para tomar un descanso. Era en la parte que daba contra LLanelo ,cual mi sorpresa que en un prado que quedaba por debajo de la pista que va a Villaoril estaban dos personas cargando un tractor de carbón, apenas tuvieron que quitar unos terrones.
Pero mi sorpresa fue mayor cuando a los pocos días vuelvo a pasar por el mismo sitio y veo una pala enorme sacando carbón
¡No era muy difícil Nunca una mina fue tan fácil!
Equí dexo´l mio más sentíu pésame, los anos pasan pero l´alcordanza siempre presente. Tolo que cuntáis entiéndolo, nun pueblín mui averáu a Uviéu montaron una gran deporadora d´aguas, espropiaron ya chenaron de malos golores -fedores- aquel requeixu, pero contrataron como funcionarios l.laborales a tolos paisanos del l.lugar..., la mio familia entovía ta esperando por perras, los más maliciosos cunten que yá las recibieran col trabachu que.l.los dieran. Un saludín.
Chapras: la niña de la foto tiene cara de demasiado buena.
Nunca podría ser yo, pero tan morena, a mi me recuerda a alguien que escribe en el blog...
Eso ya lo sabia Seña Marquesa,pero hay 2 niñas.
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