Me contaba un amigo hace un tiempo que, después de vivir un par de años en una de las zonas oseras más pobladas de nuestra cordillera, apenas había conseguido atisbar algún ejemplar tras largas jornadas de espera al amanecer o al atardecer, mientras que un amigo recién llegado de Madrid se lo había tropezado, como quien dice, a menos de cien metros del pueblo.
Y es que conseguir ver a un oso pardo en su medio no resulta en general una tarea fácil. El oso es un animal tímido y huidizo por excelencia que prefiere moverse y alimentarse de noche y descansar tranquilamente encamado durante las horas de más calor.
La excepción a esta regla es, sin embargo, bastante habitual durante los primeros meses de primavera en que, recién salidos de su ligera hibernación, procuran alimentarse y ganar peso de cara a los meses de mayo y junio en los que se producirá el celo.
De esta forma, resulta quizás un poquito más sencillo en esta época poder atisbarlos en su medio mientras se desplazan buscando alimento. En este caso, nos encontramos con dos esbardos de segundo año, probablamente macho y hembra, por la diferencia de tamaño, aprovechando las últimas semanas que vivirán en mutua compañía.
A partir de su primer celo, cada uno de ellos se deberá independizar y buscar su propia área de campeo. La hembra, que en general es más sedentaria, buscará una zona recóndita y abrigada para criar y alejar del peligro a sus cachorros.
El macho joven lo tiene bastante complicado, ya que deberá desplazarse largos trechos en busca de hembras a las que cubrir, alejándose de las zonas ya ocupadas por otro macho dominante, ya que los osos son terriblemente territoriales y su zona de campeo es considerablemente grande.
De momento, aquí los tenemos, ajenos a la expectación que despiertan entre los simples mortales que maldecimos el instante en que olvidamos los prismáticos en casa...
Nunca sobra añadir que los osos son animales en peligro de extinción y extremadamente sensibles a la alteración de su hábitat, por lo que debemos prestar especial atención a no causarles ninguna molestia con nuestra presencia. Ni la Cordillera Cantábrica es Yellowstone, ni éste es el Oso Yogui. Apenas un centenar de ejemplares luchan por sobrevivir en un entorno hostil y amenazado por muchísimos factores. Seamos, pues, especialmente prudentes para mantenernos alejados de su zona de campeo y conseguir entre todos la recuperación de esta emblemática especie.
13 comentarios:
Impresionantes imágenes.
Da un no se que, el saber que ellos están ahí, cerca, observandonos desde la espeura del monte o la lejanía de las peñas.
¿ No os hace sentir especiales compartir el mismo territorio?
Saber que vivimos en una de las pocas zonas, donde un animal en gravísimo peligro de desaparición, se aferra a la vida, es algo grande.
Está claro que para salvarse, hay que volver a los orígenes.
Salu2
La Señora Marquesa tuvo la suerte de contemplarlos en directo esta Semana Santa.
No hay mejor cosa que pagar bien y te los ponen en bandeja, delante de tus ojos.
Un lujo, un privilegio.
A ver si los dejan en paz y nos duran muchos años.
¡joer!, que gozada poder ver un oso el libertad. Hace unos días comentaban unos montañeros que subiendo de noche hacia Vegabaño, en la zona de Picos de Europa, escucharon ruido y pensando que era un venado tiraron una foto con flash. El flash se lo llevaron ellos al tropezarse con un pedazo oso en medio de la pista, ja, ja. Menudo susto se llevaron.
Un saludo
Yo tambien los vi,y los fotografie en Semana Santa,dos dias seguidos,antes de que pasara la Seña Marquesa,aproposito,¿quien estafo a su Excelencia?cobrandole por algo que la plebe vimos totalmente gratis.Me lo dice para poder invitarlo a lo que quiera,todos los dias no aparece alguien que se aproveche de la ingenuidad de un noble,y mucho menos si el noble es tan agarrao como nuestra Marquesa.Seguro que cuando se entere coge un berrinche que le dura una semana,¡DOS maravedis,DOS!,que pronto se dice,y encima de oro, seguro.
Enhorabuena por las fotos y el artículo. Así como sin darte importancia plantas unas cuantas fotos de osos. No está nada mal.
Llevo mucho monte, con los pesados prismáticos a cuestas por si alguna vez se me ofrece el privilegio de verlos y no hay manera. De todas formas hay que conformarse, que no es poco, con poder patear estos montes y sentirlos, y que sea por muchos años.
Saludos.
...pero !afortunadamente llevabas cámara!
Todo un logro María, no llevarías prismáticos, pero al menos si la cámara y puedes dar testimonio de que compartimos territorio, aunque mejor en la distancia, no quiero pensar encontrarmelos en el camino.
Dani, yo soy de los que pensaba que el oso tenía algo personal contra mí, y no quería que lo viera. Pero cualquier día, cuando menos te lo esperas, te lo encuentras. Y luego otro, y otro. Pero lo más importante es saber que está por ahí, y que tenemos la suerte de poder recorrer parajes tan bien conservados.
Muchas gracias por mostrarnos a vuestros vecinos. Es normal que se escondan de los humanos, y lo mejor es dejarles vivir en paz- Sois nos privilegiados de tenerlos ahí, tan cerquita.
¡¡qué guapos!! Espero algún día tanta suerte y poder velos en persona. De momentu me conformo coles fotos. ;)
Para que quieres prismaticos si tienes una buena camara, enhorabuena.
Chapras: ¿quién te ha dicho que he pagado por verlos con la plebe?
Soborné a los osos para que se hicieran un pase por el Marquesado, para poder verlos desde el sillón-relax de mi jardín...
Pues yo sólo los vi en Cabarceno. Aquí en la zona de Grandas, lo único que hay son corzos y jabalí fozando as patacas (bueno, algún que otro animaico de dos patas también hay).
Las fotos buenísimas. Conozco gente que lleva años intentando un avistamiento así y sin conseguirlo.
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