jueves, 1 de julio de 2010

SAPOS Y SAPAGUEIRAS...

Parece que últimamente los sapos y sapagueiras se cruzan en mi camino... Primero fue este sapo que nos encontramos en una de nuestras expediciones por tierras del Lejano Oeste; luego esta entrada de Suso sobre una sapagueira y hace un par de días un artículo de Esther García en La Nueva Quintana sobre el mismo tema. De éste último, me he permitido traducir al castellano alguna de las curiosidades que cuenta en relación a los sapos:

"Encontrar un sapo muerto es peligroso. De niños estábamos advertidos de que no lo tocáramos porque podían transmitir "las espinas". Casi siempre suele cogerse en los dedos, pero si no se le pone remedio se extiende la hinchazón a las manos y hasta el brazo. Para curar esta enfermedad hay un rito que todavía se practica por algunas mujeres en los pueblos:
- Se coge un trozo de tocino, se calienta al fuego de una vela prendida y con cuidado se va arrimando el tocino caliente a la zona infectada y se deja caer la grasa que se va derritiendo poco a poco sobre "las espinas", restregando bien de dentro para fuera a la vez que se dicen estas palabras mágicas:
Espina maldita, ¿qué vienes aquí a buscar?
Tocíno de pote y ceniza del llar
Si eres culebra, vete a la cueva
Si eres sapo, vete al furaco
Si eres sapagueira, vete para la eira
Mientras se dice este rezo, se ve cómo van saliendo las espinas del dedo o de la parte infectada. Salen como si fueran hilillos, largos y muy finos, que son los que causan el mal".

8 comentarios:

Milio'i Sebastián dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gonzalo de Suárez dijo...

Conocí un señor con el dedo pulgar desfigurado,y decía que había cojido las espinas de un sapo,cuando era niño.

María del Roxo dijo...

Qué bueno tu testimonio de primera mano, Gonzalo. Yo no lo había oído nunca.

El Bandido de Tormaleo dijo...

Antaño me mordió el sapo y hogaño se me hinchó el papo.

Ana Alvarez dijo...

Por algo los sapos muertos no los toca ningún animal. Si te fiajas es uno de los pocos animales, al lado de los topos y salamandras que no se lo comen ningún carroñero una vez que mueren. Yo no he probado a tocarlos pero... ¿quién se atreve?

Xastre dijo...

María, no sé si deberías de interpretar estos encuentros (reales o fotográficos) como una señal. Si yo estuviese en tu lugar, la próxima vez que me encontrase con un sapo o rana, probaría a darle un beso, por si acaso............

La Marquesa dijo...

Yo creo que, sólo por ver cómo las espinas del sapo salen ante el conjuro del tocino derretido, voy a ver si algún criado se ofrece a coger el sapo.

María del Roxo dijo...

Había otro conjuro (tengo que buscarlo) para las lombrices. Se extendía sarro por la espalda del paciente mientras se decían las palabras mágicas. Al cabo, las lombrices comenzaban a asomar la cabeza y la curandeira les cortaba la cabeza con una navaja bien afilada. Si no me crees, Marquesa, tengo entendido que la Tía Antonia de Diego era especialista en el tratamiento.