El pasado domingo, día 12 de septiembre, falleció Severino de Torga. Me cuesta encontrar palabras para definir a un hombre como él, hecho a base de golpes y traspiés en la vida. No sé qué podría contar a los que no lo conocíais personalmente, además de lo que ya reflejé en esta entrada anterior:
Me habría gustado charlar con él una última vez y poderos transmitir el cariño y la ternura que inspiraba. Con él se ha ido un trocito de Ibias. Un cachito más de nuestro pasado. Un hombre íntegro y humilde. Un señor.
Decíamos en nuestra anterior entrada que la portada del libro era un homenaje a todos aquellos hombres y mujeres de Ibias, personajes anónimos, que han conformado el mejor de nuestros tesoros: el paisaje humano... y qué duda cabe que Severino ocupará ya siempre un lugar privilegiado en este bello escenario.
A Aurora y toda la familia: mi más sentido pésame.
A Severino: gracias, muchas gracias, y hastaluego.
Que descanses en paz. Te lo mereces.
Que descanses en paz. Te lo mereces.
2 comentarios:
Cuando mueren personas como Severino es como si se quemase una biblioteca. Mis condolencias a su familia y gracias a tí, María, por haber preservado en la entrada que mencionas una parte de la que realmente es nuestra Historia: la de aquéllos más cercanos. Descanse en paz.
Tienes razon Xastre,ademas una persona que prestaba mucho hablar con él,te contaba detalles que parecia mentira que a su edad pudiera acordarse.Era de los muy pocos que quedan que estuvieran en la Guerra Civil.Los que mas lo vamos a echar de menos,a parte de la fmilia claro,somos los vecinos,siempre tenia una anecdota que contar.Descanse en paz.
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