jueves, 12 de enero de 2012

VIAJE EN EL TIEMPO (III): VILLARDECENDIAS


Es más de medio día cuando por un camino curvo y descendente me dirijo hacia Villardecendias. Paso el llamado Puente Nuevo, que de "nuevo" no tiene más que el nombre, colocándome así otra vez en la margen derecha del río Ibias, lado que ya el camino no abandonará. Enseguida, hacia el Furacón, encuentro al cartero; regresa de Villardecendias, último pueblo que recibe la correspondencia por la parte de Degaña; viene mordisqueando una hierba, es relativamente joven y alto como pértiga; charlamos breve y friamente.

Continúo. Cerca hay robles en abundancia, y castaños; enfrente matojos de escoba; a lo lejos, al otro lado del río, los pueblecitos de Villermeirín y Taladrid, reclinados en las verdes laderas. Creo oir ruido por detrás, miro y no veo a nadie; quizás algo de mi mochila, pero mi mirada hacia atrás sirvió para que viese un cortín, que me pasaba desapercibido; el llamado "cortín" es una alta circunferencia de piedras, dentro de la cual están las colmenas; el cerco, con un rabicorto alero, es para impedir que el oso meloso entre en el cortín, pero el oso suele entrar igual; primero va hacia la puerta, que suele romper, mas si no le es posible, se las compondrá para subir por la pared; lo cierto y lamentable es que todos los años destroza muchos colmenares; y suele actuar individual, en solitario, corroborando el regrán de que "Osu colmeneru non quier compañeru". Consta en documentos que la apicultura fue, a mediados del siglo dieciocho, una de las principales fuentes económicas del concejo de Ibias.

En una curva, aprovechando un reguero -el reguero de los Molinos- hay varios molinos, y en uno de ellos un niño que había llevado allí maíz; algo de la elemental maquinaria no funciona bien, y apreciamos los dos cómo el maíz sale defectuosamente molido.

Con sol, entro y cruzo Villardecendias, pueblo alargado como su nombre; en el pueblo no hay luz, ni agua, pero por ironías de la civilización se oye música que lanza un aparato de radio funcionando con pilas. Coincido en el pueblo con algunos ilusionados jóvenes -tres mujeres y un hombre- que están allí para poner en práctica una cátedra de enseñanza abarcadora de distintos aspectos últiles para los campesinos.

El dueño de la posada es más que manco, le falta un brazo y algún dedo de la otra mano. En la sobremesa se intenta conformar mi afán indagatorio, pero infructuosamente. Me entero que llaman a tal pueblo el pueblo de los "abogados", y hasta existe el dicho de: "Villardecendias, quince vecinos, y dieciséis abogaos"; otro apodo que les ponen es el de "canaos" -de "canada", medida para líquidos-.

Al salir del pueblo, y como me habían dicho que "tirase a la derecha" cuando encontrara una bifurcación, para cerciorarme consulto el mapa que llevo, del Instituto Geográfico y Catastral, Hoja número 100, y me parece que no tienen razón los del pueblo; no obstante, antes de decidirme, regreso al pueblo y pregunto:

- ¿Seguro que para ir a Omente he de ir por el primer camino que encuentro a la derecha?

- Sí, sí -me responden con una aseveración casi molesta.


Allá voy yo diciendo para mí: "Vaya despiste el del Instituto Geográfico y Catastral". Al caminar me va naciendo cierta duda... Y de repente, adiós camino; se acabó; ante mí monte pelado sin sendero identificable. ¡Qué razón tenía el mapa y qué pestes echo en alta voz! Nadie me oye. Desciendo con un humor de todos los diablos y similares, y por deducción hallo el camino verdadero, el que sigue casi paralelo al río Ibias. Lamentos intransferibles. Por la derecha, La Redonda, y por la izquierda, La Merlera, nombre que sugiere -y debe ser así por el arbolado que lo favorece- el canto de los mirlos.


(*) Fragmento de "Ruta: Suroeste de Asturias" por Luciano Castañón. 1965.

9 comentarios:

Gonzalo de Suárez dijo...

Un poco exagerado y además despistado,
El manco no le faltaba el brazo, solo la mano derecha y en la izquierda conservaba los cinco dedos, en 1965 había luz eléctrica, si vio a este hombre sin brazo, sin dedos en la otra mano y el pueblo sin luz.
No me extraña que se equivocara de camino, porque le habían indicado bien, en el primer cruce que había y aun sigue habiendo después de salir del Villar para ir dirección Omente, es el camino de la derecha.

El chapras dijo...

Claro,pero el "Señor de los mapas"si mira cara a Villardecendias en vez de a Omente,la derecha es la izquierda y viceversa,este no se entero que cuando te indican una dirección hay que mirar en el mismo sentido que esta mirando el que te indica.Mas que despistado me parece algo "listillo",a judgar como describe con un poco de desprecio los pueblos por los que pasa,ni que estuviera descubriendo una tribu perdida en el Amazonas el tío,ya sabemos todos que Ibias en 1965 no era la calle Uria de Oviedo precisamente,pero no mucho peor que muchos concejos de Asturias en aquella época.Vamos que se admiten criticas,pero no esa especie de hombres de las cavernas que nos quiere hacer ver.Que yo sepa lo mismo en los Cunqueiros que en Ibias,la gente siempre fue muy habladora y hospitalaria,y este hombre viene a decir que no le contestan,o que no son muy listos que es peor.A lo mejor es una impresión mía pero en lo que leí estos días es lo que me parece,tampoco se trata de ponerlos por las nubes,simplemente contar lo que ve,y tratar de entender que en cada zona hay unas costumbres diferentes.

Xastre dijo...

Visto lo que dice Gonzalo, da la impresión de que Castañón tuviese dos manos derechas y fuese tuerto (y cerrase el ojo bueno al pasar por El Villar). Si no, es imposible justificar sus despistes. ¿Y no eran 18 vecinos y 19 abogados? Parece que también le fallaba el oído...

María del Roxo dijo...

Parece ser que el hombre andaba fastididado entonces debido a una infección de muelas, así que imagino que le costaría ver el lado positivo. De todas formas, me parece una buena radiografía de la época, relatada por una de las personas que más trabajo hicieron en su tiempo por dar a conocer el riquísimo patrimonio etnográfico de la provincia. Y que conste que los degañeses y los cangueses tampoco salen bien parados :)
Gonzalo, ¿el manco sería Natalín?

Gonzalo de Suárez dijo...

Si Maria,tambien pudo ocurrir que como la mano que le faltaba era la derecha, si fue éste el indicador, es facil ver la confusión, (aunque me parece raro que éste le mandara tirar por la izquierda).

Xastre dijo...

Pues vaya cronistas. El tal Salazar, cabreado por ser destinado a Ibias, Castañón, con dolor de muelas,... Por favor, al próximo que vaya por allí, que le hagan antes un reconocimiento médico y un test psicológico...

El chapras dijo...

Si,muy dificil,Gonzalo,aunque era el brazo que le quedaba,no era su mano "buena"ja,ja,ja.

Anónimo dijo...

A el señor este tan educado ,que ya paso a mejor vida decirle que mi abuelo tiene nombre, yo siempre le conocí por su nombre no por el manco haber si algún día le pasa a su familia por que ya se sabe ,sinos alegramos del mal ajeno ponemos el nuestro en camino

Anónimo dijo...


Yo marche del Villar nel 52 y ya habia luz electrica, me a cuerd cuando la pusieron,en casa el ferreiro como hera la primera teniamos mas luz, y en casa el Colaoy xuanon y natal como heran los ultimos,parecia un coco cenando