Sí, hombre sí, os refresco la memoria. Soy una bola de cera, el resultado de apretar a mano los panales de miel del día en que esmelgamos. ¿Que van a hacer ahora conmigo? Pues seguir torturándome para hacerme útil y aprovechar lo poco que ya valgo. Qué vida tan dura la mía...
En Ibias, como en muchos otros rincones de Asturias, la necesidad aguzaba el ingenio. Las colmenas tenían un enorme valor, no solamente por la miel que atesoraban, sino por la cera, muy útil y escasa para diversas aplicaciones. La más obvia y necesaria, las velas para alumbrarse, pero también otras como su utilización como agente impermeabilizante para madera y cuero, refuerzo de hilos, abrillantador para muebles o ingrediente para ungüentos y medicinas (por sus propiedades emolientes, cicatrizantes y antiinflamatorias) , jabones o betunes.
La transformación de la acera de abeja resulta sencilla, aunque (todo hay que decirlo) un poco farragosa. Sólamente necesitamos una fuente de calor y un método de filtraje. Antiguamente este proceso se ponía en marcha cuando se juntaba una gran cantidad de ceras. Se ponían a cocer en un gran caldero lleno de agua dentro de un saco de arpillera. De esta forma se conseguía que las impurezas quedaran dentro del saco y que la cera filtrada, al enfriar el agua, quedara en la superficie.
Para nuestro "experimento" no nos hemos complicado demasiado la vida. Hemos usado una olla grande y un colador, sacando la cera a una fuente con agua fría a medida que se iba derritiendo.
Este es más o menos el aspecto del mejunje puesto a enfriar.
Y aquí tenemos el resultado intermedio, una vez solidificada la cera de nuevo. Como véis, su color ya es amarillo-amarillo, al haberse eliminado todas las impurezas que había mezcladas en la bola inicial. Tiene una pinta hasta apetitosa. Dan ganas de comérsela.
El siguiente paso es básicamente repetir la cocción juntando toda la cera que hemos conseguido de las distintas bolas, aunque esta vez no hace falta filtrarla de nuevo. Una vez fría y solidificada tenemos una torta como esta:
5 comentarios:
Maria que pocas ganas de trabajar,jajaj.Yo queria saber como se hacen las velas.Nunca se sabe a lo mejor tenemos que volver a usalas.
Me acuerdo que mi abuela hacia con manteca de cerdo,sal gorday un trozo de tela,unos cuencos a forma de velones.Los usabamos como velas a lo mejor tu te acuerdas mas de ellos.
un saludo
Pues a hacer velas y a pedir a la Virgen del Carmen y como no... a San Antonio, que si no fuera por él cuántas cosas no hubiéramos encontrado.
pues muy interesante el post al menos para mí, ya que tenía una ligera idea pero no sabía exactamente como se hacía.
Una cosa esta clara, y es que cuando apremia la necesidad, el ser humano agudiza el ingenio ...
Hmmm....ceeeeraaaaa...
/homer mode off
Ciertamente, tu blog se está convirtiendo en algo muy interesante...
Chapras: ni idea de esa alternativa que hacía tu abuela. ¿De dónde era?
Bandido: supongo que sabes lo que hacen por aquí con San Antonio y un cordel para que ayude a encontrar las cosas perdidas...
Tony: igual esta temida crisis nos obliga a regresar a nuestros orígenes...qué hambre íbamos a pasar con lo inútiles que somos...
Bernar: a lo mejor también se pueden hacer velas con otro tipo de cerumen... ja, ja...
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