Dos y no uno son mis “ojitos derechos” en Ibias: VAL DE BOIS y RÍO DE PORCOS. Dos pueblos recónditos y agazapados en un remanso de paz y tranquilidad, dos realidades distantes pero unidas por rasgos comunes: su belleza, su silencio y su aislamiento. Dos rincones lejanos, muy lejanos, en este ya de por sí “Lejano Oeste” de Ibias.
El porqué de los “Bois” y el porqué de los “Porcos” de sus respectivos nombres seguirá siendo un misterio. A falta de otra explicación más fantasiosa, cabe suponer la abundancia otrora de tales bichos en su territorio. Abundancia que si alguna vez tuvo lugar, hace tiempo que dejó paso a una clamorosa ausencia, salvo en el caso de los xavariles que siguen merodeando por todas partes para júbilo de los cazadores.
Para acercarse a Río de Porcos hay que pedir permiso a nuestros vecinos gallegos. 14 Kms separan esta pequeña aldea de la parroquia de Sena de la capital del concejo. Hasta Marentes iremos por la AS-210 y a partir de ahí nos internaremos en tierras de Lugo hasta cruzar el Puente de Boadil sobre el río Navia. Con la construcción del Embalse de Salime en el año 1956, este pequeño núcleo de población quedó aislado por carretera, aunque el pantano mostró su cara más benevolente convirtiéndolo en compensación en un singular paraje que despierta fascinación entre los visitantes.
Para acceder, pues, a un pueblo humilde, no nos queda más remedio que hacerlo a pie. Tras aparcar el vehículo en la margen izquierda del pantano, un puente colgante que daría envidia a los Puentes de Madison, extiende sus viejos tablones de madera a modo de invitadora alfombra bajo los pies del visitante, que debe sin embargo prestar atención a fisuras, puntas y tablas sueltas para no acabar dándose un inesperado baño en el embalse.
El riesgo de la aventura habrá sin duda merecido la pena cuando se trata de visitar UN PARAÍSO en el que las frutas prohibidas son los higos y los borrachinos de los madroños; el árbol del pecado es la sufrida SUFREIRA (alcornoque); y el camino celestial es uno de esos verdaderos caminos de pueblo con sabor auténtico que se refrescan en el verano a la sombra de verdes parras.
Aunque hayamos pagado un tributo de curvas y mareos para alcanzar este recóndito paraje, el esfuerzo habrá merecido la pena ya que Río de Porcos, a diferencia de muchos otros pueblos de Ibias, cuenta con excelente alojamiento para el viajero.
Chao de Castro es el nombre que lleva la Casa de Turismo Rural regentada por Elma, que nos permitirá disfrutar de un cómodo descanso y del sabor único de los productos de la tierra. Ella y su pequeña familia ocupan una de las únicas dos casas que permanecen habitadas a lo largo de todo el año. Cuatro habitantes en total, que se multiplican con la llegada del fin de semana y de las vacaciones estivales.
La pesca, tanto en el río Navia como en su afluente, el Bustelín; los paseos por las sendas y vericuetos cercanos; la exploración de viejos yacimientos romanos o de las más recientes minas de hierro; un refrescante baño o paseo en barca; la rica gastronomía de la zona y por qué no: el “dolce far niente” son más que suficientes razones para no perderse este destino. Qué lo disfrutéis!
4 comentarios:
María gracias una vez más por acercarnos a Rio de Porcos, nadie como tú hasta ahora, había sabido enseñarnos los parajes que esconde Ibias. Nunca he estado en el pueblo, lo he visto desde el otro lado del puente.
Saludos desde El Bao, donde por cierto este fin de semana, he conseguido una suculenta cesta de cerezas, gracias a la buena voluntad de mi vecino que se ofreció a subir a lo más alto de la cerezal.
Precioso y recondito lugar, siempre hay algo escondido en el fondo de cualquier pozo que te sorprende gratamente, asi lo senti yo cuando fui a rio de porcos, me trae gratos recuerdos ademas de prestarme como lo cuentas tu, he de decirte que eres embajadora del lejano oeste,para mi tienes merecido el cargo, creo que nunca he escuchado a nadie contar con tanto embrujo de su tierra, felicidades.
Un saludo.
Ya sabeis que estais todos invitados a la segunda edicion de oficios tradicionales que se hace en Trabau( Tablado) ya queda poco tiempo y mas trabajo.
Ciertamente es un sitio especial y uno de los mejores para despertar al niño que llevamos dentro...¡corriendo por el puente!...¡Ni portaventura lo iguala!
Uffff!!! Espectacular...
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