Entre los vaqueiros,
“camposanto” se considera el lugar de la última morada, y “morada” no sólo en
sentido figurado sino literal, ya que muchos se refieren a la tumba como “la
casa”, “la casa nueva”, “la casina” y suelen emplear irónicas metáforas y
juegos de palabras para evitar referirse al cementerio por su nombre, como por
ejemplo, “pataqueiro” o el “si-me-entiendes”.
(*) Detalle en el cementerio parroquial de San Martín del Valledor, Allande.
La que esto escribe es la Doctora en Antropología María Cátedra, en su
libro –de lectura imprescindible- “La muerte y otros mundos”, que trata sobre
todos los aspectos que rodeaban el tema de la muerte en el mundo de los
vaqueiros de alzada (Ediciones Júcar, 1988).
Abordado desde un punto de vista académico y exhaustivo,
María Cátedra incorpora numerosísimas declaraciones de las personas
entrevistadas a lo largo de los meses en los que convivió con los vaqueiros
para conocer de cerca su mundo. De este modo, un tema en principio árido y
difícil de abordar, se convierte en casi 400 páginas con una sucesión de
simpáticas y genuinas declaraciones por parte de los entrevistados.
(*) Cruz de piedra cubierta de musgo en el cementerio parroquial de Sena, Ibias.
En el apartado de La
Casa de los Muertos se habla de una las preferencias en el
tipo de “alojamiento”:
“Yo claro, desque eso,
nada padecemos ni nada sufrimos, pero yo gústame al panteón porque lo hay en
todos los sitios, el nicho”.
“No es que me guste
más (el nicho), pero como todo el mundo los tiene… y dirán: “Ay Dios, pues mira
ésos…”
“Sí, comprólo (el
nicho) el mío difunto para él y para mí… cuando eso. Y sacó los huesos de su
padre que estaba en el cementerio y ahora está… Mire, estaba a la entrada de la
puerta y dijo que no quería él que todo dios pasara por encima y entós pues
compró el nicho y sacara los restos y está en el nicho. Y una hermana que murió
ahí (hace)… cinco años, está en el nicho también con él, cada uno en su caja.
Ahí están metidos, cada uno en su casita. Porque andamos pisando por arriba
d’ellos de todos los que están ahí, que tantos hay…”
“Yo no sé dónde se
está mejor…no, mejor estarase en el nicho que en la tierra. Allí por lo menos
no pisan a uno… bueno, lo mismo dará que lo pisen que lo dejen de pisar, pero
vamos, todo el mundo diz: “Porque no me pisen, porque no me pisen”-por eso los
hacen, porque no pisen a uno en el suelo-. Pisar…desque está muerto, qué más da
que lo pisen a uno que lo que te hagan. Es la cosa esa que uno prefiere mejor
estar en el nicho ese, todo el mundo casi ya tiene nicho de ése”.
“Hay nichos pa todos
los vecinos de la parroquia, pa todos. Creo que quedaban dos y que los mandaron
hacer. Yo prefiero el nicho. Pues en la tierra, revolviendo, los huesos salen
para afuera y todas esas cosas. Los que están enterrados en la tierra, hay una
tira, hoy toca para aquí, mañana toca para allí, y cuando toca aquí otra vez,
los huesos salen. Si tuvieran una huesera pa meterlos, los huesos quedaban a
montones. Hay quien prefiere más enterrarse en la tierra que meterse en…, pero
por aquí todos tenemos nichos.
(*) Lápida de una tumba tradicional en el cementerio parroquial de Marentes, Ibias.
En fin, pues eso, que ahora que estamos en época de Santos y
Difuntos, es buen momento para ponerse al día sobre los alimentos espirituales
que hay que proporcionar a los que se fueron (misas, oraciones, limosnas o
cabos de año), o recordar que los difuntos pueden tener promesas pendientes que
olvidaron, no quisieron o no pudieron cumplir en vida...
Si necesitamos consejo sobre cómo proceder, el libro de
María Cátedra es todo un referente. Para servicio directo de consulta y ayuda
con nuestros familiares, amigos y allegados en el Masallá, también podemos recurrir, según nos informa,
a “…los que se comunican con los que se
han ido. Este excepcional poder viene por haber nacido el Día de los Difuntos a
las 12 de la mañana”…
2 comentarios:
Tema siempre delicado el del corral de los quietos... En 1998, Juaco López y Carmen Lombardía trataron el tema en el libro Costumbres de nacimiento, matrimonio y muerte en Asturias : encuesta del Ateneo de Madrid, 1901-1902, pág. 95 y ss.
Lo de criar malvas es de sobra conocido, lo de irse al patatal tambien lo es, pero me ha gustgado más la expresión del pataqueiro. Se me va a quedar. Es buenísima la anécdota de sacar al padre que estaba a la puerta para que no pasara "todo dios" por encima.
Supongo que la mente busca mecanimos para soslayar el verdadero significado de la muerte y ello incluye todo tipo de ironías y sinónimos.
Un saludo
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