Hoy os quiero presentar una de las joyas de mi familia: una joya cuyo valor va mucho más allá del puro valor material y cuyos supuestos beneficios habrían venido disfrutando durante años, siglos tal vez, no solo mis antepasados, sinó un gran porcentaje de los vecinos del Concejo de IBIAS.
Me refiero, claro está, al DIENTE DE LOBO.
Este colmillo, supuestamente y según manda la tradición "de lobo macho extraído cuando el animal conservaba aún la vida" (esta es la parte que menos agradable me resulta), tiene una argolla engarzada de la que cuelga una cadena y es reconocido no sólo por su poder terapéutico sino por la suerte y beneficios que aporta a la casa.
En mi entorno se utilizaba sobre todo para curar la mamitis y otras enfermedades de las mamas (tanto de las mujeres como de las vacas), aunque el uso más extendido estaba relacionado con la curación de las enfermedades de la piel: "cuxillos", "dixipelas", meadas de sapo, hinchazones extrañas, picaduras de culebra, picaduras de alacrán, de avispa. También se empleaba para "crucear" (hacer cruces sobre algo) las medicinas o remedios para otras enfermedades.
Cuenta Ramón de Cangas, en su libro "La medicina popular en Ibias" que la cura con el colmillo de lobo se hacía pasando el extremo del diente por la parte afectada, haciendo cinco cruces, a la vez que se iban enumerando las posibles causas del mal:
Si eres cuxillo,
Sale por este colmillo.
Si eres dixipela,
Vaite pa terra.
Si eres de sapo ou sapagueira,
Sálete pa eira.
Si eres de culobra ou alacrán,
Sáleme por este pan.
Si eres de dunicela,
Sáleme tamén pa terra.
Y a si foras de outra cousa,
5 comentarios:
María, es muy interesante todo lo que cuentas sobre el diente de lobo. A pesar de que hasta hoy no había visto ninguno así, al "natural", yo también había oído hablar a mi abuela sobre las famosas "propiedades terapeúticas" del adminículo en cuestión. A parte de todas las que citas recuerdo otra cualidad pero ya de carácter defensivo, y es que, según me comenta ella, llevarlo colgado del cuello hacía que los lobos, al verlo, no atacasen a su portador.
Respecto al "conjuro" que citas recuerdo habérselo oído recitar a mi abuela, cuando yo presentaba algún grano o sarpullido de carácter extraño cuya causa desconocíamos. No usaba diente de lobo, pues creo que no disponíamos de él, simplemente me aplicaba la ceniza tibia y lo recitaba muy seria y concentrada. A parte de utilizar la pertinente pomada que el médico hubiese recetado, mi abuela reforzaba sus efectos con el uso de este remedio. Los sarpullidos siempre desaparecían, ya fuera debido a la pomada, o al mero paso del tiempo.
No conocía ese libro que citas y siempre he estado interesada en las tradiciones populares. ¿Sabes si continúa a la venta? Si así fuera te agradecería que me indicaras el nombre de la editorial para poder hacerme con él.
Y hablando de tradiciones populares, ¿alguien recuerda el uso de los "baitos" (lo siento, pero no sé cómo se escribe)? Eran unos palitos que en número de nueve, creo, se utilizaban acopañados de otra "oración" para alviar torceduras y esguinces
Saludetes a todos.
Para distorsiones y dislocamientos, se utilizaban unas cruces de sauce (vaito) sobre la parte enferma, mientras se pronunciaba estas palabras:
- Vaito che poño,
Non señas mais desfilao,
Nin mais quebrantao.
Por la gracia de Dios y de la Virgen.
Sano serás. Amén.
Luari, escríbeme a el_lejano_oeste@yahoo.es y ya te cuento.
Gracias María por recordarnos la "oración" para los desfilaos. Aunque, por descontado, no hay base científica para creer en este tipo de sanaciones, tiene su encanto reconocerles un fuerte componente psicológico que en muchos procesos curativos no es desdeñable.
¿Alguno de vosotros recuerda algún otro tipo de prácticas de este tipo? Seguro que muchos de vosotros os acordáis de aquello de "erguir la espinilla". Es fabuloso cómo lo describe el Dr. de Cangas en el artículo que María nos ha recomendado.
Saludos
Tenía pensado hacer un relato pormenorizado de otra de las compensaciones con la que nuestro amigo el lobo trataba de resarcirnos de las faenas que nos hacía con nuestras ovejas.
No voy hacerlo porque ahora somos muy sensibles
y no quiero molestar a nadie con detalles.
Eran tiempos duros para todos y os dais cuenta que, para cedernos un diente tan beneficioso, tenía que hacerlo con su vida.
Pues bien, para curar algunos casos de gota, lo que nos entregaba era lo más preciado: su corazón que había que comer crudo.
Os puedo asegurar que no siempre lo hacía voluntariamente.
Un abrazo.
Yo una vez escuche a mi abuelo decir que esos colmillos tal y como se dice aqui, si CURA diversos transtornos. No hace mucho tuve una molestia en el recto por hemorroides que el medico no pudo sanar y es doloroso y mi abuelito me hizo la señal de la cruz con un rezo bastante raro, y me logre sanar, esto es verdad lo que dicen y solo pido respeto a las tradiciones reales.
Italo Puente de la Vega
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