lunes, 16 de marzo de 2009

¿QUIÉN TEME AL LOBO FEROZ?



Siempre he sentido una fascinación especial por los lobos, lo cual no significa que desee encontrarme con una manada de ellos en una noche oscura y sin linterna…(no sea que ellos también se sientan fascinados por mis carnes), pero sí que alguna vez he dormido en el monte para intentar oír sus impresionantes aullidos y al final lo único que conseguí escuchar fue a una familia de jabalíes escarbando alrededor de la tienda.

A raíz de la entrada del Tsobu de Laciana en su blog sobre uno de los grandes expertos en la materia, "San Manolín de Villadeciervos", (mirad el vídeo si no lo habéis visto aún), me he preguntado cuánto hay de real y cuánto de siniestro y miedo ancestral en la imagen del lobo y en las historias que de él se cuentan.

Mientras que el oso ha pasado de ser un enemigo público al que había que exterminar por todos los medios a una especie en peligro de extinción en cuya preservación (casi) todos nos sentimos implicados, el lobo sigue manteniendo su imagen de alimaña a destruir. Me pregunto si esto tiene que ver con la realidad o con la imagen del lobo feroz que desde pequeños nos inculcan con el cuento de caperucita roja, el de los siete cabritinos o el de los tres cerditos. En todos ellos el lobo es el malo de la película.

Indagando entre los más viejos del lugar, todos recuerdan historias de cómo los lobos en tal o cual ocasión habían atacado a unas ovejas, o de la sagacidad con la que se repartían para hacer el trabajo: mientras unos despistaban a los pastores por un lado, los otros arremetían contra los animales y se merendaban alguno. La astucia y el trabajo en equipo parecen ser dos de las cualidades más destacadas de estos grupos familiares.

Cuenta Luciano Castañón que cuando un lobo conseguía llevarse una res, le echaban la siguiente maldición:

Nuestra Señora de marzo te enfrente
Y te encadene,
Con freno de ferro,
No con sangre del meo recelo


En mil ocasiones he oído leyendas sobre cómo a la vista de un lobo todos los pelos se ponían de punta o se perdía la voz, de cómo los caballos se negaban a caminar por algún lugar por donde hubiera pasado un lobo, o de cómo ahuyentarlos llevando simplemente una luz en la mano. También me han contado que una vez le dieron a un lobezno a beber un plato de leche y ésta se convirtió en sangre nada más meter el hocico…¿?

Nadie, sin embargo, ha podido constatar una sola historia de un ataque del lobo al hombre. Lo más parecido fue la experiencia vivida por un vecino de Villaoril que volvía una vez de noche caminando desde San Antolín. Dos personas distintas me han contado cómo fue perseguido y acosado por una pareja de lobos, que se le cruzaban y arrimaban tanto que a punto estuvieron de matarlo del susto. Afortunadamente resisitió el acoso y ya cerca de su destino silbó lo más fuerte que pudo y un perro grande que teníamos en casa consiguió ahuyentar a los lobos.

Manolo del Roxo (fuente fiable donde las haya) me cuenta también cómo en otra ocasión viniendo a Villaoril desde Tormaleo, ya oscurecido, vio cómo a la altura del arroyo de Fetoira, varios lobos iban unos metros por delante de él. De vez en cuando veía como sus ojos brillaban en la oscuridad. Al llegar a una peña que hay pasado el arroyo, se dio cuenta de que un lobo lo contemplaba sentado tan tranquilo desde lo alto. Al hacer ademán de coger una piedra para espantarlo, se retiró tranquilamente dándole la espalda, sin ninguna prisa.

En las parroquias de Taladrid y Tormaleo se recuerdan las batidas que se hacían por las peñas de encima de Llanelo en busca de las camadas de lobeznos. En una de estas (sería alrededor de 1950) habían participado todos los hombres jóvenes de los pueblos colindantes. Los que tenían escopeta, con el arma. Los demás, haciendo ruido con todo tipo de latas y objetos para que salieran de sus escondites. Tras mucho esfuerzo habían logrado localizar a dos lobeznos que consiguieron sacar de su guarida. Uno de ellos lo criaron algunos meses en casa, desconozco con qué finalidad, y un cura de los que se alojaba en casa acabó llevándoselo para Oviedo.

El otro lobezno tuvo seguramente un peor destino. En aquel entonces era vox populi que comer el corazón palpitante de un lobo ayudaba a curar el mal de gota. No sé qué fundamento científico puede tener esto, pero quizás sólo con el susto o con el asco de tener que comer aquello, la receptora de la víscera, de Tormaleo, sigue hoy en día vivita y sana como una malva, según me cuentan. También el diente de lobo, arrancado en vida, se supone que tenía valiosas propiedades curativas.

Hoy en día sigue resultando tan difícil como antaño ver algún ejemplar suelto. Algún privilegiado como Suso de Degaña no sólo lo ha conseguido sino que ha tenido tiempo de captar el momento con su cámara. Normalmente lo que nos encontramos son sus rastros y excrementos, inconfundibles por la cantidad de pelos y huesecillos que hay en ellos. Algunos han sido localizados en los collados más altos, por donde gustan de caminar olfateando el aire desde las alturas, pero otros se encontraron a poca distancia de núcleos habitados.




A pesar de la cercanía y de los rastros de su presencia, dudo que alguna vez consiga echarles la vista encima. Son demasiado sagaces para mi inexperta mirada. Pero sí que confío en que llegará el día en que los oiga aullar desde mi ventana y se me pongan los pelos de punta.


De vez en cuando me asomo, por la noche, aguzando la oreja... Ya estoy demasiado mayor para pasar otra noche al raso…

9 comentarios:

El Bao dijo...

María, espero que esa obstinación por los lobos no te lleve a salir una noche de luna llena y te vayas a convertir en uno de ellos o por si las moscas, ya sabes, lleva una foto de Felix Rodriguez de la Fuente, que ellos lo conocen y no te harán nada.

El Bandido de Tormaleo dijo...

Se comentaba el otro día dónde se podía uno hacer con el mapa de Calecha. Pues si alguien va a pasar por la librería, puede también hacerse con un libro referente a lo que comenta hoy María: qué hay de cierto en la ferocidad de los lobos, mito o realidad.

El libro en cuestión trata de ello, de la veracidad que hay sobre los dichos acerca de los lobos.

Se llama "Hay que aullar como lobos", de Vitus B. Dröscher, y narra experiencias con estos animales, en América, no de Ibias, pero por lo menos para pasar un rato hay.

Matacán A. dijo...

Hola, si no lo conocéis, os recomiendo encarecidamennte la lectura de "Los lobos de Morla", más que un libro, un auténtico tratado etnográfico de la comarca de la Valdería, en León, pero seguro que no tan distinta a otras zonas de la década de los sesenta en España, incluido el Lejano Oeste. El libro es una auténtica joya escrita por José Antonio Valverde, biólogo pionero de la conservación en España, y por un pastor de Morla, Salvador Teruelo, que narra en varios relatos sus encuentros con el lobo y la astucia de éste para comerle el ganado.
Saludos.

Anónimo dijo...

Maria lo del corazon del lobo para la gota te puedo decir que no se si realmente sirve para curar esa enfermedad,pero si conocí un señor en mi pueblo que se lo dieron para curar ese mal y por lo que sea la gota le desapareció...
LO del diente del lobo mi abuelo lo tenia para curar el ganao.Cuando enfermaba se lo pasaba por encima del "lombo".Pero tambien tenia una canica de cristal que le llamaba "piedra de azahar" que usaba para lo mismo.Como veras estos remedios no se si serian muy fiables.(Por cierto mi abuelo les tenia mucho respeto a los lobos).
En varias ocasiones que le llevó un cabrito , iban el y el perro detras del lobo .Mi abuelo le gritaba : " Ah¡ LADRON " "Ah¡ LADRON ". Alguana vez el perro logro quitarle el cabrito al lobo pero la mayoria de las veces no.
Al igual que el bao, te recomiendo que cuando vigiles el lobo no lo hagas en noches de luna llena.Por si te sale un hombre lobo.jajajaj


Un saludo

La Marquesa dijo...

Aunque mi curisidad por los lobos es igual de grande que la de María, casí prefiero verlos de día y un poco lejos.
Es mayor el respeto que la curiosidad.
Cuando se ve a un lobo enseñando los dientes, casi que prefiero que me den medicamentos para la gota...
Yo los admiro y los respeto y me da pena cuando se hacen las batidas en contra de ellos.
Son animales que gracias a su instinto han sabido sobrevivir a través de tantos años de persecución.
Intentaré hacer una reserva especial en el Marquesado, para ellos.

María del Roxo dijo...

Bandido, Matacán: Gracias por vuestras recomendaciones.

El Bao, Chapras: Peor es la "fauna" que se encuentra por las noches en la ciudad . Si me encuentro con el hombre-lobo espero al menos tener la cámara a mano.

Marquesa: Qué opinan tus ovejas sobre la Reserva de Lobos en el Marquesado?

victor rodriguez dijo...

Amiga María:
La mala fama que tiene esta especie viene de la antigüedad cuando el hombre de cazador pasó a sedentario y el lobo pasó a ser una amenaza para su ganado. En la edad media iba asociado a las fuerzas del mal, y así se consiguió , si no recuerdo mal,que en el siglo XVII en Inglaterra se consiguiera extinguir.
Que el lobo tiene miedo al hombre es evidente, nunca os habéis preguntado cuando los pastores cojian las crias en las guaridas y la madre desaparecía?.Intentadlo con un jabalí haber que pasa. No creais esas historias.
Si quereis profundizar en esta espécie hay varios libros donde conoceréis la vida social de éste animal Matacán apuntaba un clásico de esta especie ,otro libro interesante es el lobo ibérico de Ramón Grande del Brio, en fin hay muchos más.
El mejor ejemplo lo tenéis en el video de Manolín.

MARIA I. dijo...

Yo vi. uno. Animales matados por el. En aquella época si me perecía alimaña. Impresiona su aullido, también vi un zorro, dentro del pueblo, comiendo de la basura en el contenedor, había bastante luz estaba enfrente de una farola y en la carretera, me pareció impresionante jajaja

La Marquesa dijo...

María: El Marquesado en suficientemente amplio para que la reserva de lobos no se junte con el ganado...