DESCANSEN... ¿EN PAZ?

Estas lajas de pizarra que enmarcan misteriosos pozos en el terreno, no son otra cosa que restos de antiguos enterramientos medievales en el pueblo de Luiña. Parece ser que en el lugar donde desde los años 50 se asienta el Lavadero y Cargadero de carbón de las Minas de Tormaleo (ahora las minas tienen un nombre mucho más "fashion", pero la negrura del Señor Oscuro y de su carbón sigue siendo la misma), existió una capilla bajo la advocación de Santa María, alrededor de la cual habrían sido realizados los enterramientos durante siglos.

Los únicos restos de aquella iglesia original, trasladada posteriormente a su actual ubicación, son precisamente estas misteriosas sepulturas, cubiertas por lajas de pizarra, que por azares del destino se han salvado de las implacables excavadoras que las rodean por todas partes.

Supongo que a nuestros antepasados, cuando les dijeron aquello de que polvo somos y en polvo nos convertiremos, no habrían pensado ni por un momento en que el dicho se refería al polvo de carbón que levantan los camiones con su ajetreo cotidiano... pero ¿quién sabe?

...Quizás sus almas vuelen por fin en paz lejos de aquellos lugares donde una vez reposaron sus restos mortales.

...Quizás el nuevo cementerio de Tormaleo (el otro se lo cargó sin querer algún dúmper despistado, desperdigando calaveras y tibias por doquier), no sufra dentro de algún tiempo la misma suerte de su predecesor...

... Quizás se mantenga en pie, a pesar de las cercanas explosiones supuestamente controladas, con sus inmaculadas cruces de mármol contrastando con la negrura de la artificial pirámide de estériles y escombros por los que a diario cabalga Atila con su caballo.

... Quizás algún día el Reino de las Tinieblas llegue a su fin y no sólo los muertos, sino también los vivos, podamos descansar en paz en Ibias.