Hace unos días nos vimos obligados a cortar el viejo castaño que amenazaba con venirse abajo destrozando media casa, y allí se presentó Toño al frente de la brigada de "demoliciones y derribos" para ponerse manos a la obra.
Os puedo asegurar que no era tarea fácil dado el peso y la situación del árbol, pero en menos que canta un gallo, entre todos remataron una faena muy pesada y complicada. Una vez más, gracias a todos los vecinos de Villaoril y, muy en especial, a los que colaboraron en esta ocasión (Toño, Luis, José Ramón y Manolín). Pronto os enseñaré los asientos tan estupendos que nos vamos a hacer con el viejo tronco...
2 comentarios:
Esa colaboración, es la que empieza a faltar de manera muy notoria en muchos pueblos, y es a mi entender el primer gran síntoma de pérdida de señas de identidad imprescindibles para que los pueblos de Ibias, sigan siendo el último reducto frente a la indiferencia entre vecinos de las grandes ciudades.
Salu2
Porque tengo algo de lumbago, que si no... yo sólo...
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